Raízes

Todo en este mundo y en el otro es vibración. Desde la fuente última y primera de la vida misma las distintas realidades se manifiestan en grados de frecuencias claramente definidas. Desde las más sutiles y expansivas esferas de naturaleza cósmica y angelical, hasta los más densos y bruscos niveles de existencia en forma de materia. Desde las conciencias más refinadas, incluyentes y expansivas hasta las mentes más enturbadas, opacas y embrutecidas. Aparentemente se diferencian entre sí, aparecen en las tantísimas formas de manifestación que alcanzamos a percibir y más todavía en las que no alcanzamos a percibir. Sin embargo en el fondo de su naturaleza propia e íntima siguen siendo solo una existencia, partiendo de una sola vibración. En los Upanishad, escritos antiguos de la india, encontramos el OM que representa justo esta frecuencia primordial de la creación que en sí contiene todas las variaciones habidos y por haber. undefined Pero antes de entrar en un discruso filosófico, histórico y teológico, mejor me centro en lo que aquí nos concierna, la música.

Para entender mejor la música es necesario partir de su raíz, el sonido.

El Sonido

Sonido llamamos todo lo que percibimos con nuestros oídos.
Frecuencias / ondas físicas entre 20 hasta 16000 repeticiones por segundo, denominados Hertz o Hz
30 – 400 Hz /
Bombo, contrabajo
200 – 4000 Hz /
Flauta, Violín

Nuestro rango auditivo está limitado a percibir frecuencias que vibran entre unas 20 hasta unas 16000 veces por segundo, ¿pero que pasa con las frecuencias que están fuera de nuestro rango de percepción?

Frecuencias más lentas y por ende más graves que 20 Hz los llamamos Infrasonido Los elefantes perciben por ejemplo de 12 A 30Hz.
Frecuencias más rápidas o más agudas que 16000 Hz los llamamos Ultrasonido. Los murciélagos perciben entre 40 y 120 kHz, 40000 a 120000 Hz.

Esto nos muestra claramente que nuestras facultades perceptivas humanas nos transmiten un mundo muy limitado y reducido. No podemos escuchar lo que oyen los elefantes o los murciélagos o los delfines, sin embargo son frecuencias que tienen su existencia y su función específica. Solamente escuchamos un rango muy pequeño de las frecuencias que podemos escuchar los animales. Desde 12 Hz hasta 120000 Hz, los humanos solamente escuchamos de 20 a 16000 Hz. Y aún así nos percibimos a nosotros mismos como privilegiados de la creación. Tal vez justo por el hecho de tener una percepción tán limitada de la realidad nos permite vernos a nosotros mismos como lo máximo. Si abrimos nuestra conciencia y vemos nuestras limitaciones tan grandes tal vez nos ayude a ser un poco más humildes, o simplemente realsitas, y darnos cuenta de que somos un eslabón más dentro de la cadena de manifestaciones infinitas.

La ley de la octava

En la música la octava se refiere a la octava nota de la escala musical.undefined

En la física y en la matemática la octava representa el intervalo de menor fricción