Historial médico y sexual

Cuando se aborda el problema de la impotencia o la disfunción eréctil, el paso inicial suele consistir en la recopilación de los antecedentes médicos y sexuales. Este historial proporciona una visión global de cualquier posible causa subyacente o factor que contribuya al problema. Durante esta evaluación se tienen en cuenta tanto los aspectos físicos como los psicológicos. Es posible que se pregunte al paciente sobre su estado de salud general, los medicamentos que toma, su estilo de vida y cuestiones específicas sobre sus experiencias sexuales y las dificultades que han afrontado.

Análisis de sangre y orina

Los análisis de sangre y orina son herramientas de diagnóstico cruciales para examinar la impotencia. Ofrecen información sobre diversas afecciones subyacentes que podrían estar contribuyendo a la disfunción eréctil. Por ejemplo, estos análisis pueden indicar la presencia de diabetes, cardiopatías, enfermedades renales, desequilibrios hormonales y niveles bajos de testosterona. Todos ellos pueden desempeñar un papel en la impotencia, y su identificación puede conducir a tratamientos más específicos.

Prueba de erección nocturna

La prueba de erección nocturna es otro método utilizado para diagnosticar la impotencia. Durante este procedimiento, la persona se coloca un dispositivo alrededor del pene antes de dormir. Este dispositivo mide cuántas erecciones se experimentan durante la noche y su fuerza respectiva. Los resultados pueden proporcionar información valiosa sobre la capacidad física para lograr una erección.

Pruebas de imagen

Aunque no se mencionan en detalle, las pruebas de imagen pueden ser fundamentales para comprender la estructura y el flujo sanguíneo dentro del pene. Estas pruebas pueden revelar anomalías físicas o problemas de circulación sanguínea que podrían estar causando o agravando la disfunción eréctil.

Ecografía Doppler

La ecografía Doppler, en particular, es una prueba de imagen muy utilizada. Realizada por un urólogo o un ecografista, este procedimiento no invasivo requiere que el paciente se tumbe en una camilla. En algunos casos, el médico puede tener que inyectar un medicamento para estimular la erección. El objetivo principal es utilizar ondas sonoras reflejadas para obtener una imagen clara del flujo sanguíneo dentro del pene. De este modo, la prueba puede identificar cualquier obstrucción o irregularidad en los vasos sanguíneos.

Inventario de salud sexual para hombres (SHIM)

Otra prueba digna de mención es el Inventario de Salud Sexual Masculina (SHIM).

Reconocido como uno de los métodos más precisos para diagnosticar una posible disfunción eréctil, el SHIM consiste en un cuestionario diseñado para medir la gravedad y la frecuencia de los síntomas de impotencia, ofreciendo tanto al paciente como al profesional sanitario una visión completa de la situación.

Las evaluaciones periódicas, combinadas con las pruebas diagnósticas adecuadas, son esenciales para diagnosticar con precisión la impotencia. Con un diagnóstico claro en la mano, tanto el paciente como el profesional sanitario pueden elaborar un plan de tratamiento eficaz adaptado a las necesidades específicas de cada persona.